Le acababan de regalar “¿Por qué es divertido el sexo?” Y no sabía muy bien qué hacer, si tomárselo como una indirecta o como un insulto no muy elaborado. Quizá se había acostado con demasiados hombres, pero ella no era la única, las demás chicas de la oficina se ponían sus mejores escotes los viernes y mostraban lo que habían aprendido el resto de la semana. A veces, cuando estaba sola, quería gritar fuerte, tan fuerte que alguien pudiera ayudarla, aunque no la conociera ni mucho ni poco. En gimnasia estuvo a punto de llegar al diez en flexibilidad, pero se quedó con un 9,50. Y eso que estuvo a punto de romperse, como una niña de cristal. Después, en ballet tampoco era lo suficiente esbelta, ni lo suficiente ágil, ni lo suficiente mujer. Por eso, sus padres le apuntaron a fútbol y se acabó rompiendo un diente y un brazo. Todavía tiene la cicatriz. Ahora mira el estúpido libro con aire desafiante, no entiende quién es capaz de dejarle eso encima de la mesa de la oficina con un “PUTA”, escrito en un post it con eding rojo. ¿Marcos?, ¿Javier?, ¿Julián?, ¿Julio?, ¿Luis?, ¿o quizá Dani? O quizá sea María. Sí, María siempre me tuvo envidia.
Capítulo 1: El animal con la vida sexual más extravagante.
3 comentarios:
Peor si sigues las recomendaciones de Casa del Libro: parece que son "inseparables, no te los puedes perder" con "ARMAS, GERMENES Y ACERO: BREVE (SIC) HISTORIA DE LA HUMANIDAD EN LOS ULTIMOS TRECE MIL AÑOS", del mismo autor (que, por cierto, tiene otros sobre chimpancés -¡qué majo!- y sobre cómo nos vamos a ir todos a la mierda -algunos, más listillos, parece que no... pobres!), una fascinante relación.
Si es que esto de practicar el sexo en privado y en cualquier momento y época del año ya se veía que tenía que ser rarito...
Nada, que lea agradecida a María por ahorrarse los 17 euros y aprenda lo que pueda, y que no se ría mucho cuando llegue a donde habla del desmesurado tamaño del pene humano, no se vaya a hacer daño.
asmartchimp@gmail.com
Sí, otra vez... oyes, que si hubiera sido con barra de labios en lugar de eding, digo yo, ya se vería que había sido María, o un tío muy listo que conociendo el percal se hiciera pasar por María... o sea, lo primero.
Bueno, es que me he quedado enganchado ahí, primate de mí, dándole vueltas, que no es que importe mucho, si María o quién, pero vaya... en cualquier caso, buenas noches!
PD: y ella pues a seguir leyendo... y lo otro, claro, sólo faltaría que se deje intimidar!
Pequeña Ana, tienes una sorpresa en mi blog en forma de premio (para éste, tu blog).
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