domingo, 23 de junio de 2013

Nada

Y fue cuando ella empezó a dejar de sentir los dedos y todo empezó a complicarse poco a poco primero y atropelladamente después, para convertirse finalmente en una vida de locos. Puedes pincharme los dedos, puedes darme un beso o limarme las uñas, no siento nada, ¿no es maravilloso? Sí, estoy bien, gracias, un poco lejos. ¿Lejos de qué? Lejos de todo. La vida es eso que va ocurriendo mientras las circunstancias, y las dictaduras y los Gobiernos del mundo te impiden que sea otra cosa. Miro la rambla donde no hay mar ni río ni océano, sino un millón de cosas que no puedes imaginar, porque no hay nada que puedas comprender a no ser que lo tengas en tus propias manos. El fin del mundo comienza cuando una empieza a hablar sola, ¿no es increíble? Como cuando ellos estaban en la cana y miraban la pared intentando encontrar algo, pero lo único que encontraban era arañas y humedad y más arañas, mientras las botas de los torturadores se iban acercando cada vez más y más y más…
Luego todo terminaba, el descanso, la lluvia mojando sus párpados, la paz, el silencio, el olvido… Y ahora nada. 





3 comentarios:

asmartchimp dijo...

que bien te queda este formato... feliz de reencontrarte en la distancia ;)

Darío dijo...

Me parece un texto hermosamente tortuoso...

Gacela dijo...

"¿Lejos de qué? Lejos de todo."

Porque todo llega tamizado, como si estuviéramos acolchadas. Porque hay muros levantados, invisibles, porque hay paredes que yo al menos no sé escalar.

Me gusta cómo escribes :-)