domingo, 10 de febrero de 2013

Gaza

Cuando una está en ninguna parte, puede escuchar el sonido hueco de las paredes. Su silencio es aterrador. También oyes el tic tic cloc del agua cayendo en la cañería. "Miro a La mujer con gorro Negro" de Kess Van Dongen. Sus ojos son grandes y hermosos, pero están golpeados por la vida. Cuando una mira un cuadro desolador se pregunta si hay alguien dentro, si puedes tender la mano a la chica del rostro serio. Diego está en Gaza. Hace fotografías en una asociación contra la ocupación israelí. Agarró su cámara en Madrid y dejó todo lo demás. Pienso en él, en si estará bien, en si sigue habiendo tiroteos y está resguardado en lugar seguro. Nos separan miles de kilómetros y algunas balas. Apenas unos meses batalleábamos en las calles de Madrid contra el Estado opresor. Las mismas que le hicieron una brecha en la frente, las mismas que rompieron el brazo a mi padre, las mismas que me recordaron a Saturno comiendo a sus hijos. ¿Cómo estás?, ¿te proteges de los gases lacrimógenos?, ¿llevas chaleco antibalas? Mira las estrellas, les mando luz para ti. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribir es una forma de rendición. Y cuando uno se rinde, o entrega humildemente el cuchillo al enemigo, o lo utiliza para desgarrarse las tripas y sonreir ante el vómito del vencedor. ¿Qué camino tomará? Si elije la humildad (y por ahí va, por lo que puedo leer) no pierda el tiempo. Si quiere ser visceral, le queda un largo camino, pero valdrá la pena.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Dulce...
...(saluda a Montevideo, donde fui feliz)...
;-)