ColaCao con mantequilla y pan. Eso era lo que quería para desayunar.
Missy acababa de tener descendencia, y la guardaba con uñas y dientes, así que lo único que podría hacer en esos momentos era aferrarse a su vaso de leche y mojar en él la rebanada de colacao con mantequilla y pan. En esa época solía bañarse desnuda con él y aguantaban bajo el agua más de un minuto. Solía ganar ella, pero tampoco le gustaba alardear. A veces incluso, se dejaba ganar, no quería que él se viniera abajo por la falta de hombría, por ser una nenaza, como solía decir. Después se ponían a leer juntos cómics de super héroes y mojaban las páginas con lo que quedaba del baño. Al releerlos tenían que averiguar lo que había escrito en ellos, porque la tinta lo había descolorido y también había corrido el rímel de las heroínas. Cuando llegaba el final del verano, uno le arrancaba la piel al otro y sabía salada, pero estaban acostumbrados al sabor de sus cuerpos. Después del verano ya no quedaba nada. Sólo colacao con mantequilla y pan.
4 comentarios:
Ha sido un poco difícil pero he conseguido ver que tienes más entradas de las que aparecen al entrar al blog, ¡y qué alegría!
Vengo de rebote desde el blog de Tara. Un saludo (:
Muy divertida y desenfadada. Aunque tras el verano sólo quedara la mantequilla y el colacao, hay mucha frescura, un alegría en el texto, un carpe diem que rompe un poco con otros escritos que has colgado.
La sal en el cuerpo de ella. Cuántos recuerdos.
Lo importante es recordar ... yo también tengo recuerdos de galletas con mantequilla ... hmmmm! Muacc
Qué curiosita palabra la de colacao :)
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