¿Y qué pasó antes y después de todo eso?
Las horas y minutos tenían poca importancia en ese momento, eran un montón de monedas en desuso. Y las cosas caían por si solas, iban haciendo de las suyas mientras tú y yo jugábamos a no enterarnos de nada. Y las ambulancias pasaban, y la gente hacía como que pensaba en seguir adelante, y las puertas seguían cerradas y yo estaba lejos. Aunque estuviera a un palmo de distancia. Un Dios que no es el nuestro ya se había encargado de hacer sus planes y jugaba al ahorcado con nuestras cabezas. Las sirenas seguían sonando, las tiendas seguían abiertas y el chico del sombrero de cuero seguía aprendiendo nuevos acordes.
¿Dónde quedábamos nosotros en medio de todo eso?
Todo el mundo sabe que no es lo mismo besar los viernes por la noche que los domingos y que el tren pasa a veces sin detenerse. Hay que andar con pies de plomo si se quiere pescar el pez más grande sin acariciar la soberbia. Hay que atarse bien los cordones antes de comulgar o todo se habrá escapado delante de tus narices. Hay trenes que pasan demasiado rápido y hay trenes que no pasan nunca.
¿Por qué te empeñas en sonreír?
Por lo mismo que tú sigues llorando.
3 comentarios:
A mí me gustaría que todas las tarde fueran viernes por las tarde. Las sensaciones son muy distintas.
Me ha gustado sobre todo la segunda parte.
Rie mucho.
Por ahí he leido que los besos son la experiencia humana más grandiosa. Tú procura disfrutar los del viernes.
"Hay trenes que pasan demasiado rápido y hay trenes que no pasan nunca.
¿Por qué te empeñas en sonreír?
Por lo mismo que tú sigues llorando"
Me encanta
Pues la verdad es que siempre he intentado que lavida me sonríacomo en un único viernes sin fin...
Besicos
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