sábado, 26 de septiembre de 2009

Bye bye, little bird


Llega un momento en el que las cosas se cierran y a veces se tuercen o las dos cosas al mismo tiempo y es todo más complicado. Cuando él dijo que se marchaba no estaba bromeando. A ella al principio le hizo gracia, pero cuando él no volvió la mirada hacia atrás, descubrió que a veces los farsantes también caminan en línea recta. Las últimas navidades habían dibujado un futuro de barbacoas los domingos y perros y niños y suegros gruñones hablando de hipotecas y vacaciones en Benidorm. Entonces debió parecerles interesante el plan de hacerse mayores y empezar juntos una especie de cárcel invisible con un trabajo a cuestas y muchas horas de insomnio y prozac. Ahora él ha conocido a una alumna espigada a la que le gustaba boxear en la cama. Ahora ella no entiende en qué parte no apretó la tecla adecuada. Sale al jardín y mata unos cuantos pájaros para salirse con la suya. Y planea cómo va a ser su futuro rodeada de perros y señoras con rulos y batas rosas y teléfonos que suenan cantando cumpleaños feliz y feliz año nuevo y un cúmulo de desgracias acumuladas en un jarrón sin fondo.

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