viernes, 24 de enero de 2014

Sapos escondidos

Follar,
fallar,

así que de eso iba esto. Me auto reivindico precursora de mi propia emancipación, de mi propio olvido, de mi propio suicidio frustrado. Si lees estas líneas estarás completamente perdida y esto no te ayudará así que te exijo que dejes de leer inmediatamente lo que escribo, loca del coño. Hoy me he levantado. Primero he puesto un pie en el suelo y luego el otro. Entonces me percato de la estupidez humana y de la superficialidad en estado puro. Posar los pies como regalo ¿divino? de la ciencia (ya recortada). La vida ya nunca será lo que era. Todas esas promesas, restaurantes japoneses, viajes a la India, todos esos besos furtivos, cena en Navidad, los sapos escondidos, los caníbales disecados… incluso las vacaciones en Roma (con moto incluida) todo ese amor desenfrenado y pieles rebeldes… todo eso ya no forma parte de mi ADN. Así que me despido, guerrera, cojo fuerza y llega el momento de decir adiós o hasta muy pronto, quizá en otra vida o no en la mía pero en la de otros. Este cuerpo ya no resiste más corsés. ¡Póngame otra! y así, termino escribiendo solitaria, sobre la barra del bar, mientras escucho "Llorona" de Chavela y un señor llora desconsolado en la otra esquina.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

Hacía un tiempo que no pasaba por aquí, pero cada vez son mejores los textos.