Empuñé el arma y la puse sobre tu sien antes de que supiera que eras mi hijo. Después tuve que disparar el arma, pero ya estábamos muertos. Habíamos comido tortilla de patata y a mí me había cagado un pájaro. Era nuestra primera cita en el parque. No recuerdo nada de lo que había a nuestro alrededor. Pero sí tus ojos. Ahora ya no formas parte de este mundo, porque las patrias separan a las manos desnudas. Mi Jacques Dutronc, ahora hay cicatrices que ya no encontrarías...
No hay comentarios:
Publicar un comentario