Es posible que alguien haya muerto de hipo alguna vez, pero lo que está claro es que se ha muerto de tristeza muchas veces. Y de amor. Ayer me dijeron que a partir de los 30 (edad estimada) los pechos se comenzaban a caer. Y yo me pregunté qué demonios puede hacerse con unos pechos caídos, aparte de sostener un lápiz debajo de ellos. Él no necesita una madre para tener un hijo y yo no necesito unos pechos para amamantar a algo que no es. Si existe la crisis de los 30 es por la desmitificación del amor romántico y la ley de la gravedad mamaria.
¿Y ahora que sabemos que el amor romántico no debe existir cómo podemos disimular y hacer como si nada hubiera pasado? Porque lo de los pelos en la bañera podía permitirse siempre y cuando existiera un motivo de peso para soportarlo. Pero ahora que somos feministas y no creemos en lo que hemos creído mientras teníamos que creer, menuda contradicción vital. Es como cuando te dicen que tus padres en realidad no son tus padres aunque sean tus padres. Y madres.
Ahora hagamos como que no ha pasado nada y hablemos de lo mucho que nos gustan los besos en los ojos y las caricias en las manos derretidas. Porque hay quien sigue muriendo de amor, de hecho hay quien “ya sólo habla de amor” como ese monótono libro de Ray Loriga.
“Cenicienta en llamas, nada nuevo en Disneylandia” dice esa canción. ACAB a Walt Disney y a los zapatos de cristal de Cenicienta. ¿Quién podría querer un zapato de cristal? y lo que es más práctico, ¿quién podría huir en una mani con zapatos de cristal?
1 comentario:
buf, hay tetas caídas que no están nada mal. ACAB lo sabía, por eso buscaba la ballena, para no limpiar los pelos de la bañera. Muy bueno este coso que ha escrito y ser feminista está bien si no se pone a mear a los hombres sentados para que no orinen por fuera. Joer, qué abusonas se están volviendo chicas!!
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