Dijo que no soportaba el olor de después de haber comido mandarinas.
Eso no es razón para dejar a alguien.
Tampoco le gustaban los perros. Y sabe que yo los adoro. Quiero una casa llena de perros y algún niño también.
¿Le gustan los gatos?
No lo sé, no le pregunté por eso. Hacía frío y tenía que esperar que llegara el autobús. Ese día no me llevó a casa como de costumbre.
¿Y después que pasó?
Estuve un tiempo sintiéndome como esos periódicos que la gente tira en el suelo del metro.
¿Y cuando llegaste a casa que hiciste?
Me masturbé pensando en él y apagué la luz.
Imagen: Alberto García Alix
14 comentarios:
¿Tanto lo deseaba?
Que milimétrico, o no. Estos retratos, magníficos, tiene la virtud de parecer naturales, pero a la vez, con mucho trabajo de fondo.
El yo de cada día, lo que de la realidad queda escondido. Me encanta.
El periódico, buen símil.
Bueno, al menos algo de olor si queda en el cuerpo de ella, su propio deseo...
Besicos
"esos periódicos que la gente tira en el suelo del metro." merecen una fotografia y una breve historia.
;)
al final también tuvo un consuelo, no el mejor ni el mas duradero pero consuelo al fin
saludos cariñosos
Wowwwww... La incompatibilidad también tiene sus bemoles.
Un placer leerte.
Saludos.
Dios! que historia más cruda. Aunque me temo que hoy la telepatía ha surtido su efecto.
Besos ficticios
No se merecía que pensara en él mientras se masturbaba.
Un beso.
¡Con lo ricas que son las mandarinas!
Aunque nunca he comido mandarinas con perros... y menos masturbarme con estos cítricos.
...
Mezclé las cosas ¿no?
Masturba una mandarina... Manco Cretino
simplemente me encanto
bueno, algo es algo. Aunque sería mejor tenerle al lado..
PD: Me encantan las mandarinas!!! :)
Antes comió mandarinas. Así le olían los dedos a cítrico.
Excelente Ana, me encantó
muy bueno
Saludos
Evelyn
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