lunes, 23 de marzo de 2009

Tus zapatos

Debajo de la cama, te veo desde tu justa medida. Tus zapatos viejos acechan pero no voy a
asustarme, es el precio que hay que pagar por ser una virgen suicida. No hagas ruido. Respira silenciosamente. Está apuntando hacia aquí y no habrá nada que pueda pararle. Sería muy fácil decir que las lágrimas caen por mis mejillas, pero las lágrimas caen por mis mejillas y tus zapatos están sucios. Has pisado muchos fantasmas y algún que otro monstruo. En otro momento te habría querido demasiado y te habría odiado demasiado al mismo tiempo. Ahora te miro desde abajo, escondida, como un animal asustado. Nunca te gustaron los animales. A mí tampoco me gustaste tú. Ya me lo dijo mi madre. Los chicos despeinados no llevan a ninguna parte, en cuanto empiezan a verte empiezan a olvidarte. Me has escuchado, pero te has hecho el sordo. Te has ido, sigilosamente, como no queriendo despertar a alguien. Y aquí estoy, debajo de la cama, tratando de unir las piezas que me han alejado de ti.

2 comentarios:

eme dijo...

Jo-der.

eme dijo...

me miras demasiado bien.
dulces sueños, acurrucada debajo de la cama.