jueves, 27 de marzo de 2014
Viene el Borocotó
"Ay tatita, los cabezudos".
Mateo, se metió asustado bajo la pollera de su madre. De lejos, los milicos, se acercaban a pasos acelerados, destruyendo todas los ceibos que crecían a su paso.
Se acercaba el principio del fin y el fin de la vida en la que no pasaba nada, pero en ese "no suceder" había cosas lindas. Aunque sólo fuera adivinar el tiempo.
Claudia tapó los ojos a Mateo, para que no quedara en su mente ningún atisbo de maldad.
"Ándate negrito, ándate, ya se va el cabezudo y viene el borocotó".
"En mi país, que tristeza,
La pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
Desde el fondo del tiempo otro tiempo
Y me dice que el sol brillará".
Sonaba de fondo.
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2 comentarios:
Como cantaba Fito, los militares odian esas almas...
Si Anita, es así, el horror del hombre contra el hombre es una cara de la moneda. Una cara de injusticia y dolor que no debería existir. La otra, la otra es el borocotó, el sol que brilla y nos arranca una sonrisa en medio de una lágrima. Muy bueno lo que has escrito. Criscris
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