A las mujeres débiles y sumisas se las come barba azul. Eso es algo que todo el mundo sabe. A las mujeres que no dejaron de ser niñas, se les regalan anillos mucho más pequeños, que no caben ni en el dedo meñique. No me interesa lo que tengas en tu baúl secreto, no quiero saber todas las mujeres que te has comido antes ni las que te comerás ahora o después cuando seamos ancianos y no podamos mover ni la mandíbula. No me interesa la vida de los dolores, la vida incomprensible de las personas adultas o no, que decidieron seguir el camino correcto. Hoy me encontré con un chino al que le pregunté por qué eran tan inexpresivos, tan poco cálidos, tan distantes. Me dijo que de eso se trataba precisamente, de no desvelar el secreto de la distancia para seguir viviendo.
有一天你会明白.
Quizá ese sea el truco de los viernes por la noche, cuando los cazadores acechan, cuando empieza la cacería de las mujeres buenas, de las mujeres obedientes y sumisas. Ese es el momento de la inexpesividad, es el momento del valium, del lorazepan y todas esas drogas que te permiten ser y no ser al mismo tiempo, para poder seguir caminando sin que te estalle el corazón en mil pedazos. Para que nunca jamás abras la puerta de Barba Azul. A las mujeres débiles y sumisas se las come barba azul. Eso es algo que todo el mundo sabe.
2 comentarios:
Qué escrito insondable, como los ojos de la imagen, como la distancias orientales. Como las mujeres de los viernes a la noche. Qué extraña sensación ahora...
Darío, me alegro de que te haya gustado :)
espero que todo marche bien
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