sábado, 10 de enero de 2009

Bailarina

Para ser una buena chica, y no sólo ocurre en Estados Unidos, tienes que saber ballet cuando eres una niña, o ser una buena cheerlader, o ganar concursos de trabajos manuales, o ser la mejor de tu clase en cualquier cosa estúpida, y después cuando dejas de serlo tienes que seguir guardando las apariencias el resto de tu vida. No importa lo que te esté doliendo o si no sabes dónde está el camino, es importante “mantener la cabeza bien alta y quedarse como si no pasara nada”.

Te subes encima de las manoletinas rosa palo y tratas de creerte más de lo que realmente eres por un segundo, como si pudieras destruir el mundo de un soplido y después guardártelo en un bolsillo. Después te caes una vez más, tus tobillos hinchados no saben de grandezas. La cabeza alta, sonrisa resplandeciente, no olvides lavarte los dientes, la purpurina siempre al final.

Sales al escenario, miles de ojos se posan como ti como fieras expectantes. Les arrancarías los ojos y te los comerías, pero recuerdas que lo más importante de todo es una buena sonrisa y la cabeza bien alta.


2 comentarios:

azuldeultramar dijo...

¿y quien quiere ser una buena chica? :)

como decia Mae West...

Paula dijo...

Esto recuerda un montón a un cuento que escribí hace unos años sobre una bailarina. Es muy parecido. Siempre me ha fascinado un poco ese mundo de cristal rosa.