Pálido domingo, ahora que ya se ha ido el sol.
Vivo de noche, sueño de día, las paredes se estremecen a mi paso.
Noto tus pasos al otro lado, pero me es imposible llegar hasta allí.
Me pregunto quién tiene la receta a todo esto.
Esto no es una canción, tampoco un poema, quizá nada.
A veces la nada lo inunda todo, pero no soy existencialista.
Sin embargo ahora es cuando todo esto empieza a tomar sentido, y yo dejo de estar sola en mi habitación.
Fuera es de noche y todo el mundo duerme, la ciudad cierra sus luces y abre
sus calles solitarias, mi camino, mi rumbo a ninguna parte.
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