Sofia Loren me sonríe desde la pared. Tiene el pelo mojado, probablemente acaba de zambullirse en una playa paradisíaca. Laura me mira desde la foto del parque Ortega y Gasset. Hace poco que ha abortado, pero está feliz. En el resto de la pared, recuerdos de un pasado muy lejano ya, amistad sin nada a cambio, amores de mentirijilla, familia eterna y feliz. Ahora volamos a castillos imaginarios, nos dejamos llevar, a veces nos colapsamos y atascamos durante meses… sin saber muy bien por qué, ni qué hacer, cómo distinguir entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. Siempre he pensado que hay quien sabe vivir, que se desliza y es bonito verlo, pero hay quien se agarrota, que no encuentra la manera, y salta desde lo más alto para olvidar. Envidio a los que aman sin un futuro y sin un pasado, a los que aman sin un por qué, sin reproches ni peticiones, a los que se dejan llevar. Envidio a los poetas que aún escriben cartas de amor.
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