En el metro siempre se encuentra con su amiga Sofía, que en paz descanse, y le cuenta las novedades políticas y económicas para tenerla al día. Sofía siempre estuvo enamorada de él, pero se fue con su secreto a la tumba. Anselmo también la quiere, pero tiene cosas más importantes en qué pensar. Cuando llega el metro de las nueve Sofía se va a trabajar y Anselmo se despide de ella, pero no se queda solo, tiene un montón de amigos con los que conversar.
Anselmo es una persona feliz y no entiende muy bien por qué la gente se le queda mirando, pero le da igual, porque alardea de tener muchísima gente con la que charlar.
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