Acerco mi mano
a una jauría
de animales asustados.
Le miro a los ojos
señor policía
no le tengo miedo
usted
también
desayuna
desgracias.
El lactante crece y grita
y vomita
a marchas forzadas.
Empieza siendo algo
y se olvida de sí mismo.
Oh, capitán, mi capitán!
La mistela nos devora
y naufragamos entre heces.
2 comentarios:
me encanta, me encanta la realidad hecha poesía, sin epatar, sin querer impresionar y sin duda consiguiéndolo.
un saludo
"desayuna
El lactante
y naufragamos entre heces."
!!
Publicar un comentario