En estas intifada
ardo en deseo
de estrangularte.
No quiero odiarte
y sin embargo.
Caigo
en un hotel solitario
con una televisión solitaria
y unas pringles solitarias.
Ahora sé
que somos
solos.
Y después
prozac para desayunar
con kelloggs
bajos en grasas.
En la televisión
las últimas cifras del paro.
La beso,
la televisión entre mis piernas,
nos follamos a los mass media los lunes.
1 comentario:
siempre me han gustado los hoteles solitarios. Será que he visto un montón de pelos...
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