miércoles, 16 de marzo de 2011

A White hole

Me dijo que era sencillo y yo le creí.
-Sólo tienes que cavar un agujero profundo y después tienes que esconder todo esto.
Lo que acabábamos de hacer era una práctica ilegal, pero yo me lo tomaba más como una forma de reestructurar las cosas, quizá quería ser la dueña de mi propio engaño.
-¿Pero si el agua lo deja al descubierto?
Entonces es mejor que reces, si es que sabes.
Volvía a casa, asustada por todo lo que había ocurrido, dando tumbos, sin saber muy bien qué hacer ni dónde ir, despojada de todo lo que me rodeaba y de mí misma, de todo lo que había sido y de lo que ya nunca sería, de todos esos ojos que me miraban hambrientos en la oscuridad. Y entonces me di cuenta de que todo había terminado, pero seguí preguntándome si había empezado alguna vez.

Y empecé a rezar, mientras caía la primera gota de lluvia y sonaban sirenas de policía acercándose a mí.

4 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

Es un poco angustiante. Logras cierta tensión.

Abrazos.

Gio.

-KtaStRoF- dijo...

que chungo...no sabía que ibas enterrando cosas ilegales por ahi...jeje
si en el fondo la gente te debe temer a ti, no al revés!

me ha gustado.
beso!

Volianihil dijo...

Todo lo que se esconde acaba apareciendo. Aunque sea putrefacto, carcomido, mordido. Aunque sea un cuerpo muerto, un recuerdo, una mentira. Las sirenas jamás dejaran de sonar. La cuestión es dejar de oírlas por nosotros mismos, no queda otra.

Tara dijo...

no sufras, hoy me buscan a mí, encontraron por fin a mi muñeco de nieve asesinado