Acabo de inventar la forma de olvidarme de las cosas. Tengo un tatuaje muy profundo, que me hice hace años y que no consigo quitarme. Voy amontonando los días fallidos en el margen de este cuaderno y me pregunto cómo llegue hasta aquí. Posiblemente no entiendas de lo que te estoy hablando, pero no me importa demasiado. ¿Cambiaría eso las cosas? He leído que hay que elegir los pensamientos como el que elige el menú en un restaurante, pero no sé si me apetece un bistec o un consomé. Si el servicio es bueno, dejaré propina. Recuerdo tus labios cortados por el frío de esos días y me duele como el balonazo del 86 en tercero de EGB. Me pregunto por qué te llevaste todo lo que habíamos construido. Y ahora sólo me quedan estos calcetines usados y algo de aliento para calentar mis manos. ¿Dónde estás tú?Las manecillas del reloj corren hacia atrás y te apuntan a ti. He dejado de rezar porque Dios tenía puesto el buzón de voz.
Por favor, póngame un bistec poco hecho.
4 comentarios:
Qué bueno. No te pareces a nadie que yo haya leído. Balonazos de 3º de EGB...
Por mi parte, hago un esfuerzo por no mirar las manecillas del reloj o los viejos calendarios. Me volvería loco de vértigo.
Un abrazo.
ganas de bistec poco hecho, de carne violácea...
un besazo, te sigo
Por lo que veo en ti si que está.
Besos.
Y una copa de vino, de tercero de carrera...
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