Tengo el culo encajado a esta silla y la cabeza encerrada en una pecera. Mis manos quieren moverse hacia algún sitio, pero están atadas por el mismo cordón umbilical de cuando nací.
Tengo la sensación de que caen las últimas gotas y son de sangre punzante y de hierro. No ha pasado tanto desde esa guerra ni nos separan tantas cosas. En el fondo somos los mismos con distintos ojos y distintas balas.
Las últimas gotas de miedo me devuelven a la realidad de huesos escuálidos y cuevas vacías. Pues irte o quedarte, pero siempre estarás en el mismo sitio, te venderán las mismas mentiras por televisión y te engañarán los mismos ángeles que te crearon. Todos los viernes te besarán los mismos chicos guapos y todos los domingos despertarás de un sueño que nunca existió.
Es probable que se apague mi voz, pero antes de eso seré consciente de que aprendí a hablar. La luna, con dientes afilados entona su “do mayor”.
Tengo la sensación de que caen las últimas gotas y son de sangre punzante y de hierro. No ha pasado tanto desde esa guerra ni nos separan tantas cosas. En el fondo somos los mismos con distintos ojos y distintas balas.
Las últimas gotas de miedo me devuelven a la realidad de huesos escuálidos y cuevas vacías. Pues irte o quedarte, pero siempre estarás en el mismo sitio, te venderán las mismas mentiras por televisión y te engañarán los mismos ángeles que te crearon. Todos los viernes te besarán los mismos chicos guapos y todos los domingos despertarás de un sueño que nunca existió.
Es probable que se apague mi voz, pero antes de eso seré consciente de que aprendí a hablar. La luna, con dientes afilados entona su “do mayor”.
3 comentarios:
Entretenido blog
Vviendo en una dictadura perfecta. ¡Ah! Debería aprender a hablar otra vez.
Y es cierto que da igual a donde vayas.
Saludos.
...Bueno, ya sabes que del do mayor es fácil escaparse: pongamos un acorde de séptima disminuida que empiece la huida en "Si"...
...Un abrazo...
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