Observo al caballo desaparecer por el horizonte, ávido, lejano, vivo.
Me dicen que mato, pero ¿a quién?, ¿cuál es mi arma? El verdugo pasea siempre al lado de mi puerta, trata de no hacer ruido, pero siempre su respiración le delata.
Es muy difícil poder coger de los dos extremos de una cuerda sin que se tambalee, sin perder el equilibrio o la razón.
El miedo se come mis venas a bocados. Pero aún quedan las sobras. ¿Dónde ir?, ¿qué hacer? no hay un mapa para encontrarle sentido a las cosas, para ganar la partida o para coger el atajo que te lleve a la verdadera luz, donde naciste, donde eras pequeña y todo el mundo te abrazaba. Ahora, el miedo.
1 comentario:
Miedo...me gusta.
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