Le habían regalado una vagina último modelo para su cumpleaños. Cuando la sacó de la caja fucsia en la que venía empaquetada la miró fijamente sin entender nada. Por un lado, le hizo gracia el regalo, por otro lado se lo tomó como una falta de respeto. No había visto una tan de cerca y lo cierto es que vista así, tampoco le pareció para tanto. La guardó en el armario y trató de no darle la más mínima importancia.
Meses después, cosas de la vida y de la efervescencia de la adolescencia, el caballerito se buscó una novia y la invitó a casa para demostrarle su conocimiento en física cuántica. Tenían un examen y ella le pidió ayuda con sus ojos brillantes y sus inminentes pechos. Sus padres se habían ido y el caballerito aprovechó para desplegar todo su conocimiento y rematarlo con su artillería pesada. Cuando el confeti puso fin a la aventura quinceañera y los dos encendieron un cigarro jugando a ser mayores o fingiendo que les había gustado algo que ni siquiera aún entendían, a la muchacha se le ocurrió hurgar en el armario del caballerito encontrando allí la vagina último modelo que descansaba cómodamente sobre el juego de hundir la flota. La muchacha abofeteó al caballerito y se marchó, gritando mientras salía “pervertido, loco, cabrón”.
No volvió a celebrar más su cumpleaños y supo bien pronto los problemas que acarreaba tener una vagina en el armario. Una vagina último modelo.
5 comentarios:
qué bien se deja leer este texto.
de tener un bote de pipinillos extra no se hubiera exaltado tanto, total.
Uau, a la yugular, directa.
Con lo bonita que era la historia de los dos, incipiente, propia de los principiantes.
Ese humor mordaz, le sienta bien al blog.
inquietante y sorprendente.
Enarbolando la vagina -último modelo-, la muchacha podría haber abofeteado al caballerete indignada por no haber desplegado con ella todo el conocimiento que claramente delataba la posesión de tamaño artilugio, a ver si entre vaginas postizas y hundir la flota le iba a venir con el cuento de que no podía torpedearla como dios manda... y marcharse gritando "nenaza, pajero, capullo". Él celebró el cumpleaños por todo lo alto follándose repetidas veces la vagina último modelo mientras cazaba una nave tras otra aunque, eso sí, el tabaco ni lo probó.
El sexo con quien no tenga sentido del humor tiene que ser de un aburrido...
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