Pasé el último verano dándole paseos por la avenida de las moreras.
Era ya viejo, era incluso inservible, como una esponja carcomida por el paso del tiempo.
No me mires así. Una vez fui joven y ganaba todos los pulsos.
No te miro de ninguna forma.
Gané al campeón de jabalina en el 52. Después se cabreó y me lanzó contra la pared.
Cuidado con el escalón.
Estoy hecho una mierda. Dios me pone trampas pero nunca llego a morirme.
NO digas tonterías.
Eso es porque nunca fui un buen creyente. Por eso me las paga ahora todas juntas.
Vamos a parar ahí, a descansar un rato.
¿Jugamos a perdernos?
Abuelo, ya no soy una niña.
8 comentarios:
Por Dios! que maravilla!
Ah! y no dejes de ser esa niña, me encanta ;)
Besos arrugaditos
Me enternecen los abuelos. Ya llegaremos... a ver si algún nieto se digna a pasear con nosotros, escuchar nuestras batallitas y aguantar nuestras rabietas.
Precioso diálogo.
Un beso, Mar
Admito que durante un tiempo me costó tratar con los abueletes. Ahora me parecen criaturas encantadoras. Y acaparan tanto saber...
Cuántas sensaciones bien condensadas ... el miedo a perder la juventud y el respeto! Para mí son un estandarte de sabiduría y aunque me llevó mi tiempo lidiar con sus miradas perdidas, echo de menos alguna! Me conmueven! Muacc
Sigue siendolo, aunque sea con el!
Besicos
Me habría encantado conocer a tu abuelo. Se ve que era un encanto.
Muá.
Camarada, se la saluda por la fuerza y la poesía contenida en el arranque.
"Pasé el último verano dándole paseos por la avenida de las moreras.
Era ya viejo, era incluso inservible, como una esponja carcomida por el paso del tiempo."
Fantástico.
Pues qué pena, porque yo con un abuelo que ha sido campeón de jabalina jugaría aunque tuviera cuarenta años.
(mimo
y café)
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