Después de muerto, frunció el ceño y trató de pensar en otra cosa. Hasta ahora las estadísticas y el Ibex 35 le habían acompañado en días interminables de miseria y monotonía. Todo el mundo sabe que una de las mayores desgracias de todos los hombres es levantarse un día, desayunar, ir al trabajo, volver hasta las narices y dormirse solo, y al día siguiente desayunar, ir al trabajo, volver hasta las narices y dormirse solo. Todo el mundo, menos los suicidas, claro. Ahora que está muerto, sabe que habría ordenado las piezas del puzzle de una manera diferente, o habría lanzado las cartas por las que había apostado tanto tiempo, pero que había tenido guardadas también sin atreverse a mostrarlas. Ahora bebe, pero piensa, estoy muerto, al fin y al cabo, y sólo puedo molestar al resto de los muertos, y el resto de los muertos me son indiferentes, para ser sinceros.
1 comentario:
Siempre puedes reordenar las piezas del puzzle. Si ves las cosas desde diferentes puntos de vista, puede que encuentres la pieza que necesites.
Publicar un comentario