sábado, 24 de septiembre de 2011

Nada

El coche, la casa, el perro
la eternidad en tus ojos,
si un instante fuera suficiente
para rellenar los huecos vacíos.

Nada

Y ahora atas mis pies
en la inmensidad de la noche.
El camisón azul vuelve
y nos lleva lejos otra vez.

Eso que haces
es quererme en binario,
absurda manera de mirarlo todo por encima,
o por debajo.

Nada

Salieron mal los planes,
el espía que hay en ti
olvidó la forma de mis huellas
desde esa noche de gritos en la oscuridad
y rabia entre los dedos.

Las olas mecen mi cuerpo inerte,
y el frigorífico sigue son su estúpido ruido estridente
que recuerda quienes somos,
todavía,
sí,
quizás,
sin
ser.

Nada

5 comentarios:

Carmen dijo...

Muy bueno Ana.
…”si un instante fuera suficiente
para rellenar los huecos vacíos”
Hay que atrapar muchos de esos instantes.
..."el espía que hay en ti
olvidó la forma de mis huellas"
Mal espía o mucho olvido.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

grande!

El espía dijo...

Un instante, de noche.

Fue un sudoku cuadriculado y ruidoso.
Y en la parte de atrás no venía la solución.

Frenadol y ginebra. Cura pero escuece. Sabe mal pero destapona.

El espía es malo, pero no por olvidar, por recordar.

Si quitas los recuerdos suena la música.
Si quitas los recuerdos desaparece el taladro.
Si quitas los recuerdos te pones las gafas de tres dimensiones.

Pero los recuerdos están ahí. Las huellas se ven pero llevan a un muro.

Y entonces suena la música, pero también el taladro y las gafas.

Y no te queda otro remedio que taparte los oídos.

Canichu, el espía del bar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Canichu, el espía del bar dijo...

Bonito por vital, pero en verso 21, donde dice: "y el frigorífico sigue son su estúpido ruido estridente", creo que tienes un error y debiera ser: "y el frigorífico sigue con su estúpido ruido estridente". Corrígeme si me equivoco. Un saludo y que la cerveza te acompañe.