sábado, 26 de abril de 2008

De todo un poco y de nada, nada

Caminando a casa, todo podría ser perfecto pero no lo es. Alguien vomita. Tu voz resuena dentro de un vaso, está lejos pero late con fuerza.Ayer un valiente me prestó su sombrero, y ví la verdad en sus ojos.Ahora Ray Loriga escribe en El Marca, me pregunto dónde quedó la pistola de su hermano y si Lotte se ahogó en el estanque. Ya lo dijo Benjamín Prado: No le des la mano a un pistolero zurdo. Sé que te irás muy lejos, pero estarás muy cerca, sé que yo me perderé a menudo, pero te encontraré entre tus libros. Recuerdo el olor de los quince, y la rebeldía de los dieciséis cuando corríamos delante del peligro. Hubo alguien que me salvó y alguien que me soltó la mano, aunque me quería, así son las historias de las trincheras. Hubiera sido fácil seguir el camino, pero entonces era fácil sonreír y creer en algo. Y ahora caminas por la noche y no reconoces a nadie, cualquiera vendería tu vida por unas monedas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...jamás pensé que ganar la verdad fuera tan fácil como prestar un sombrero...

Cristina Calle Cordero dijo...

Pero bueno, me encanta haberte leído, porque me has sorprendido tan gratamente que no se que palabra escribir para que entiendas mi grado de satisfacción.
Creo que esta eres tu en grado puro, ahora lo se. Deberías ser así siempre, aunque estoy convencida que la culpa la tienen los demás, verdad?jejejeje
un beso amor, encantada de conocerte, gracias por aparecer