lunes, 3 de marzo de 2014

Cosas que ya no importan tanto como antes o eso creo

Yo siempre quise ser buena persona. No sé si lo conseguí pero prometo que me empleé a fondo. Tengo los dedos negros como los ojos los tengo de furia. Negros. 

He intentado sacarte de mí y ponerte en otra balda, en la de "cosas que ya no importan tanto como antes o eso creo" pero el F5 de Mark Zuckerberg sigue haciendo de las suyas. 
La patria chica quería ser una patria grande y Artigas buscaba una Confederación de pueblos libres al otro lado del río de la Plata. ¡Mi caballo! ¡Tráiganme mi caballo! fueron sus últimas palabras antes de morir. José Gervasio Artigas recibió el título de "Protector de los Pueblos Libres". Artigas perdió, exiliado y oxidado, con las manos llenas de tierra y el alma quebradiza. 

Mi novio se fue después de dispararse el pie o no sé bien si se disparó el pie después de irse, el caso es que se disparó el pie y no sabíamos muy bien qué hacer con toda esa sangre ensuciándolo todo. Las enfermeras no paraban de ponerle gasas encima hasta que éstas se manchaban y entonces ponían otras hasta que se ensuciaban y así todo el tiempo. Cuando le cosieron el tibial posterior, se montó en una silla de ruedas y se fue. No volví a verle. 

Tanto que me decía la gente: 
"Gavilán, gavilán tiene garras". Y yo sorda seguí monte arriba, gavilán me sacó las entrañas. En el monte quedé abandonada; me confunden los siete elementos. 


Sonaba de fondo. 


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