martes, 26 de abril de 2011
Entre Jamuna y Seida
Ayer pude estar durmiendo y quizá navegué por las aguas densas del puente Jamuna. Quizá fui quien dije ser cuando me interrogaron a punta de pistola, o tuve un bebé entre mis brazos antes de morir los dos bajo los escombros del terremoto en Seida. Probablemente escribí un best seller y después morí de felicidad o de exceso de dinero o de aburrimiento. Probé el LSD y fui feliz por un instante, aunque al siguiente LSD no volví a notar el mismo efecto. Noté tus manos sobre las mías y estuve a salvo durante unos segundos, justo después todo saltó en mil pedazos y declararon el estado de excepción. Sentí cómo se moría en el corredor de la muerte, vi sus caras de rabia y al mismo tiempo de tranquilidad y sentí con todas mis fuerzas retroceder en el tiempo, pero el pentotal sódico ya circulaba por mis venas a la velocidad de la luz. El lexatin atrapa dragones, pero no van a estar encerrados para siempre. "Lo importante no es la caída, sino el aterrizaje".
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