viernes, 4 de marzo de 2011
Kundan Bells
Moriremos y quedarán nuestros zapatos bajo la chimenea y de fondo un sonido de trompeta que anuncie algo grande, un funeral, con tarta para todos y un césped donde festejar. Arranco mis uñas, es lo último que queda de mí. Pero no pasa nada, a los muertos les siguen creciendo las uñas, y el pelo, es curiosa la ironía si lo piensas. Hubo una vez en la que escondía mis uñas por miedo a sus ojos afilados, como cuchillas de afeitar. No tenemos nada nuevo, vuelva usted mañana, recoja sus cosas y váyase, no tenemos nada para usted. Hubo una época en la que éramos felices, había banquetes y confeti para todos. Alguien descorchaba una botella y nos dábamos abrazos. Saludábamos a la cámara y gritábamos patata. Había comida para todos y para un regimiento. La nevera siempre estaba llena, había películas de dibujos animados y nos contaban cuentos para dormir. Éramos felices y teníamos el estómago lleno, una vida por delante y otra por detrás, películas de dibujos animados y la nevera llena. Ahora ya no queda nada, vuelva usted mañana a primera hora, quizá tenga suerte. Quizá.
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1 comentario:
sonreimos cuando decimos: hubo un tiempo en que...
echo de menos eso de gritar patata.
un beso.
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