miércoles, 29 de septiembre de 2010

Una cuestión de principios

¿Cómo distinguir los días tranquilos de los días manchados por el devenir de las circunstancias?
Marie va a comprar el pan a la misma hora que va a comprar el pan todos los días, saluda a su amigo al que saluda siempre, compra el periódico, el diario que le lleva acompañando toda su vida, compra la carne que su madre le preparaba desde niña y llega a casa y se pregunta, ¿esto es todo?
Pone la televisión. Alguna casa de alguna rica insoportable lo llena todo de miserias de porcelana y figuritas de lladró. Alguien en alguna parte planifica la ruta a seguir para conseguir el mismo puesto y quedarse con el cambio. Marie cuenta las horas, los días y los minutos en los que por fin va a ser feliz. Es una cuestión de paciencia, no de talento, eso lo tiene claro, pero ¿esto es todo?
Marie se cepilla los dientes 25 veces arriba y 25 veces abajo. Todo el mundo sabe que no es sencillo alcanzar el molar segundo, y ella en esto tiene bastante destreza, la verdad. No quiere morir con una dentadura horrible, se trata de tener principios o no tenerlos. Y ella los tiene.

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