viernes, 7 de mayo de 2010

Bang, bang


Partimos de un fundido a negro. Después, él apunta con su arma, pero no vemos a quién, sólo cómo apunta y cómo después se viene abajo, superado por las emoción del momento. Se trata de un pistolero zurdo, alguien de quien no te puedes fiar. Eso es algo que todo el mundo sabe, al menos todo el mundo que ha visto un arma alguna vez. Ahora sonríe, ya es capaz de controlar sus emociones. Vuelve a subir el arma, esta vez con decisión. Alguien dice que por favor no le mate, que promete no volver a hacerlo. Él dice, ya es tarde, haberlo pensado antes.
Aprieta el gatillo, todo va a terminar en cuestión de segundos, quizá minutos si no apunta bien. ¡Bang! Pero la bala no sale, y él no da crédito. Vuelve a perder el control. Ahora recuerda, que se le olvidó cargar la pipa la noche anterior. Justo cuando iba a hacerlo, ponían su programa favorito en televisión. Nunca puedes fiarte de un pistolero zurdo, ya lo dijo el gran Benjamín Prado.

1 comentario:

Igor dijo...

¡Oh! Un leve cambio de registro, un poco más negro.
Entiendo que hay algo cripatado en el texto, pero no he sabido descifrarlo. Eso sí, el gran oráculo me ha hablado de alguien que no conocía, ese Benjamín Prado.