Tú deberías saberlo, has subido escalones de dos en dos y no has tropezado en ninguno.
Tenías el pelo oscuro y muy rebelde, como el de alguien que lleva mucho tiempo perdido sin encontrar el camino de vuelta a casa. Sabías a regaliz los lunes y a vodka los jueves, y a tabaco todos los días. Pero me gustaba. A veces me acompañabas a casa, otras te perdías. Muchas veces pasabas días en la sombra y tus padres llamaban a la policía, pero nunca te encontraban. Fumabas demasiado, fumabas para vivir decías. Luego ella volvió a ti y te fuiste más lejos, e hiciste como que no te importaba, pero llorabas todas las noches antes de dormir. Un día intentaste matarla, otro día intentaste matarte y ya no supiste a quién más matar así que te aburriste y empezaste a tocar la guitarra imitando a tus grandes ídolos. Mientras, ella se hacía la manicura y te miraba vigilante. No quería que pusieras un "do" donde debía ser un "re". Por fin te encontramos. Pero ella ya no estaba, y tú sí estabas, aunque en el fondo no estabas y te preguntamos sobre todo este tiempo lejos de casa y tú respondiste:
-Están lejos, pero no tardarán en llegar.
3 comentarios:
"Ahora que estoy aquí, analizándome, me asalta una duda: ¿me habrá gustado tanto el cigarrillo, tal vez, como para achacarle la culpa de mi incapacidad? ¿Habría llegado a ser el hombre ideal y fuerte que esperaba, si hubiese dejado de fumar? Tal vez fue esa duda la que me encadenó a mi vicio, porque eso de creerse dotado de una grandeza latente en una forma cómoda de vivir."
"La conciencia de Zeno", Italo Svevo
Es tan sutil la frontera, la linea que lo separa todo de nada, o estar muerto de estar vivo. Mueren algunos quienes guardaron las formas y pidieron perdón. Sólo viven y viven los heridos, los vencidos, los derrotados por la melancolía y los que perdonaron.
Un beso!
Luna
"...y te preguntamos sobre todo este tiempo lejos de casa..."
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