Entre estos últimos pensamientos termina la noche, y se lo lleva todo, lo bueno y lo malo, lo que fue y lo que no fue, lo que es y lo que no será.
Vuelvo a casa por la acera mojada. Me imagino quién pisó por mis pasos antes que yo, si estaba cansado, si estaba triste, si estaba alegre, si acababa de cobrar…¿le esperaría alguien en casa con un zumo de naranja recién exprimido?
Me pregunto si llegaría a casa y tendría que tomar un chicle antes para que no notaran que había fumado. Alguien llevaba un spray de defensa personal preparado, aunque él ya no sabía dónde vivía…
Es tarde para pensar dónde quedó toda la gente que vi en el camino, caras borradas con el paso de los años que a veces salpican mis sueños o mis pensamientos como lo hacen hoy.
La noche es larga y triste, pero a veces calienta y abraza en alguna esquina. Tú no estás y no sé si has estado algún día, me muero por besarte, esa es la verdad, pero también recuerdo viajes a castillos de cartón, con promesas inclumplidas y sueños rotos. Cuando me llevaste en brazos por primera vez, él dormía mientras yo iba al hospital. En el autobús mi cuello dolorido no me dejaba pensar en dejarle, y sí en llegar a la hora de la cena. Te pido perdón, porque te he querido mucho y eso no me permite poder perdonarte.
Alguien pasa a mi lado, una sombra tenue, quién sabe hacia dónde irá, no sé ni dónde voy yo.
Recuerdo una habitación vacía, una cama, alguna medalla antigua, mi ropa en una maleta, yo que me voy, pero no me dejas…gritos, todo listo para volver a empezar, es lo que somos, es lo que tenemos.
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